CHRISTIAN TUBAU ARJONA

CHRISTIAN TUBAU ARJONA

PROLOGO

Como el trino del cenzontle imita las voces de otras aves que cantan a su alrededor, así el título de estos papeles digitales se hace eco del verso del poeta cantor… “Si no creyera en la locura / de la garganta del sinsonte…” Trino polifónico el de este pájaro aliblanco, prodigiosa locura que su nombre de familia (Mimus polyglottos) delata y que corrobora su denominación en lengua náhuatl (Cenzon-tlahtol-e): el pájaro de los cuatrocientos cantos. Pero el eco nunca devuelve el sonido original intacto: una leve distorsión, una fértil différance, lo transforma en un sonido nuevo, en una canción nueva. Así, en estas páginas, las voces que se oirán son las que salen de la garganta de otra criatura, el simbionte, un ser vivo que se forma de la íntima hibridación de seres procedentes de distintos reinos. La imagen que ilustra el título (un liquen de la familia Cladonia), remite también, con sus erguidas trompetillas, a las múltiples voces que poblarán este cuaderno. Páginas híbridas, pues; páginas en las que convivirán (syn-biosis) estrechamente vinculados, entretejidos por sutiles raicillas, textos e imágenes sobre los infinitos seres vivos (los diez mil seres de Lao Tsé); o sobre las artes plásticas, que demuestran que es posible, como quería Octavio Paz, “soñar con las manos”; o sobre poesía (el musgo filamentoso de los versos) y otras especies literarias como la novela o el cuento; o sobre filosofía (las largas y tupidas crines de los conceptos). Walt Whitman decía "Brote la hierba de las palabras". Así de la blanca tinta eléctrica broten aquí líquenes alegres y polícromos, pioneros de la vida, que agrieten la obsidiana del espacio virtual.

27 de enero de 2012

CHAMPLAIN, EL LAGO HELADO


En la orilla del lago, las olas congeladas, duras espumas de cuarzo. 



Pliegues de hielo detenidos en forzadas superposiciones.



Lentísima pleamar de crujidos y grietas abriéndose.



El lago resuena en el silencio como el vientre de una ballena hambrienta. 

Sinfonía de ruidos eléctricos, crepitares, 
invisibles movimientos de las placas heladas, 
un hondo rumor de aguas quietas bajo el metal traslúcido,
 fragmentos que se hunden morosamente, 
frotamiento de ópalos inmensos, 
sorda percusión de chalapartas en el fondo lacustre.  



23 de enero de 2012

IMPRESIONES DEL MUSEO DEL PRADO

EL SUEÑO DE JACOB, Ribera 


I forget to pray for the angels and then the angels forget to pray for us...” Leonard Cohen

¿Quién ha visto, dime, entre el fragor de los cuerpos transeúntes, en el trasiego de visitas veloces, protocolarias, estas etéreas almas alígeras, estos ángeles incandescentes que escalan por la luz hacia los cielos en el místico sueño de Jacob?

¿Ha visto alguien estas doradas sombras, siluetas casi transparentes que titilan en el contraluz de las nubes?

Ribera, pintor claroscuro, pintor de la ruda piel ajada y de la tierra en los pies sucios, trazó en este lienzo figuras de luciente niebla, alas espirituales, sutiles, disueltas en vagos resplandores...



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SAN PABLO ERMITAÑO, Ribera



Manos del ermitaño: el tiempo está en su piel, en su desgaste, más aún que en el cráneo ante el cual medita.

Piel del ermitaño, tan lívida y tan fina, tan próxima ya al esqueleto.

Desnudez del ermitaño, mórbida desnudez, sólo atenuada por su faja de mimbres trenzados.

Osamenta que se trasparece en la dureza de las rótulas y los tobillos, en los sarmientos pelados de los nudillos y los pómulos.  



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EL BUFÓN CALABACILLAS, Velázquez



Mirado de cerca, el rostro de Calabacillas está desenfocado, borroso, como si el pintor no hubiera podido fijar mejor su mirada estrábica, movediza, libelular...